La semilla de la luz
Virtuoso es aquel que sostiene de manera intacta elevando el espíritu y materia sobreviviendo a los sistemas más complejos y
diversos que podrían afectar a su interno por lo tanto a su externo.
Ha sabido contemplar a la misma tierra y al mismo
cielo, en una interacción de ondas
perfectas concentrando el grado más elevado sobre el alma de la tierra y el alma del cielo en un invariable flujo y reflujo.
Lleva, la pureza de
la semilla de la verdad.
Las semillas recién abiertas, traen el blancor de la pureza engendrada del espíritu
universal puro.
Las semillas que han dado el fruto y siguen percibiendo el blanco de la luz interna del universo
tornan la capacidad de la oscuridad, aunque sean pocas.
La vida en el tiempo hace que su pureza sea más intensa
cuando ha llevado la virtud del intercambio entre cielo tierra y otros mundos
otros universos basándose en lo verdadero sin alteraciones más que desde su
interno sabiendo que de esa manera seguirá en la misma línea-infinitud,
alterando todo lo negativo existente.
Habiendo extraído de
los universos madre cielo, madre tierra,
la esencia que en ellos estaba encerrada para proseguir en su materia y espíritu sin tiempos imperándose desde el
interno al externo fluyendo a través de, el sentir-
pensar creativo, refluyendo desde
su acción.
La verdad desde una realidad aparente en virtud de haber
quitado y limpiado toda idea pensamiento
y acción intentando ser luz, verdad atreves del tiempo para constituirse
en una material verdad física y espiritual. Habiendo captado la sensibilidad de cada átomo que expelo el aire donde sintió y accionó.
En ese lugar donde se encuentra la atomología que absorbió para el trayecto de su vida aun activa e
infinita, Allí se vuelven a unir las
semillas de la verdad para compartir otras más complejas sin cambios aparentes.
Virtuoso es aquello que
ha mantenido la vibración con que se ha constituido desde esa energía a la
acción material, sin haber desvirtuado
como imagen designada a la
verdad, al adquirir el conocimiento requerido para
aumentar su sabiduría y ampliación de más conocimiento acerca de la esencia de la verdadera vida para su propia
superación, desprendiendo la misma intensidad al universo para el cuál se ha constituido
y designado, formando una parte
esencial en la madre de los mundos
del cielo y la tierra, a todos los universos creados y creándose.
María Verónica García
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