sábado, 12 de mayo de 2012


La semilla de la luz


Virtuoso es aquel que sostiene de manera intacta    elevando     el  espíritu y materia  sobreviviendo a los sistemas más complejos y diversos  que podrían afectar a su interno  por lo tanto a su externo.

Ha sabido contemplar a la misma tierra y al mismo cielo,  en una interacción de ondas perfectas  concentrando  el grado más elevado sobre el alma  de la tierra y el alma  del cielo  en un invariable flujo y reflujo.

Lleva,  la pureza de la semilla de la verdad.



Las semillas recién abiertas, traen el blancor  de la pureza engendrada del  espíritu  universal  puro.

Las semillas que han dado el fruto y siguen   percibiendo  el blanco de la luz interna del universo tornan la capacidad de la oscuridad,  aunque sean  pocas.

La vida en el tiempo hace que su pureza sea más intensa cuando ha llevado la virtud del intercambio entre cielo tierra y otros mundos otros universos basándose en lo verdadero sin alteraciones más que desde su interno sabiendo que de esa manera seguirá en la misma línea-infinitud, alterando todo lo negativo existente.  

 Habiendo extraído de los universos  madre cielo, madre tierra, la esencia que en ellos estaba encerrada para proseguir en su materia y  espíritu sin tiempos imperándose desde el interno al externo fluyendo a través de,  el sentir-  pensar creativo,  refluyendo desde su acción.



La verdad desde una realidad aparente en virtud de haber quitado y limpiado  toda idea pensamiento y  acción intentando ser luz,   verdad atreves del tiempo para constituirse en una material verdad física y espiritual. Habiendo captado la sensibilidad  de cada átomo que expelo  el aire donde sintió y accionó.

En ese lugar donde se  encuentra la atomología que absorbió  para el trayecto de su vida aun activa e infinita,  Allí se vuelven a unir las semillas de la verdad para compartir otras más complejas sin cambios aparentes.

 Virtuoso es aquello que ha mantenido la vibración con que se ha constituido desde esa  energía  a la  acción material,  sin haber   desvirtuado  como imagen designada  a la verdad,   al adquirir el conocimiento requerido para aumentar su sabiduría y ampliación de más  conocimiento acerca de  la esencia de la verdadera vida para su propia superación, desprendiendo la misma intensidad al universo para el cuál se ha constituido y designado,  formando una parte esencial  en la madre de los  mundos  del cielo y la tierra, a todos los universos creados y creándose.



María Verónica  García









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